viernes, 16 de mayo de 2008

historia de una erección en cinco actos. segundo -- crimen y castigo

Antes de decidirse a buscar consejo médico exploró, y fue descartando una a una, todas las posibilidades de solucionar por si mismo aquel extraño trance genital, y lo probó todo, pasó un par de horas con la polla metida en el frigorífico, comprobó que cualquier tipo de frotamiento únicamente aumentaba el riego sanguino, lo cual era aterradoramente contraindicado, el dolor, ya utilizara agujas de calceta, cucharones de cocina o los muebles de su pasillo, que a la carrera se dedicó a golpear, era inútil, aquel trozo de morcilla incandescente ya no formaba parte de su cuerpo, incluso le pareció verla sonreír, llena de cardenales y rozaduras, cuando finalmente tiró la toalla y dio por concluida aquella estúpida gimcama eréctil, agotado, vestido únicamente con sus nikes vintage y un albornoz se sentó en el suelo del pasillo a cavilar cual sería su próximo movimiento.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¡vaya foto!

Walkiria Desbocada dijo...

Jode que impresión!!! tanto la foto como el texto....

g_ dijo...

Interesante esta historia por actos. Por cierto, la foto está al revés.

margarita la saxofonista dijo...

En "la magnitud de la tragèdia" Quim Monzó ya exploró este tema, de verdad, tu relato me ha recordado mucho el libro.