lunes, 29 de noviembre de 2010

PC'10: Todo lo demás

El resto de mi Primavera Club empezó el sábado prontito. Cuesta arrancar a media tarde, casi sin siesta, pero acercarnos al Casino de l'Aliança del Poblenou a ver la última parte del concierto de Tamaryn (entre nosotros, los tamarindos), correctos en su creación de atmósferas y "molt ben camada" la cantante, aunque se dejó la minifalda en casa, hizo que no nos perdiéramos el magnífico concierto que dio Lou Barlow.
Empezó tímidamente con una canción preciosa, que ovacionamos en cuanto terminó. Confesó que nunca empezaba con esa y que probablemente debería haberla guardado para más tarde. Vaya, que se había acojonado pensando que ponía el listón alto. Así era, pero lo fue superando canción a canción, soltándose en las presentaciones, señalando, emocionado como un niño con zapatos nuevos, que estaba muy agradecido a la organización por permitirle tocar en sitios tan bonitos, por mucho que la sobriedad de la sala y el consiguiente silencio entre el público, le dejaran más desnudo de lo que quisiera estar.
Despistada que va una últimamente, pensé que iba a ver al Mascis, imaginad cómo disfruté con las canciones frágiles y sentidas de Barlow. En el apartado "festival del humor", explicó que le encanta la tortilla, a la que los yanquis irremediablemente quieren añadir queso, y que cuando dice "I like tortilla" siempre recibe la misma respuesta: "really? it's so easy to make".
De lo mejor del festival, sin duda.
De ahí, carreras al metro, y a apolo. Engullir un bocata en el franckfurt y entrar cuando Rubik ya llevaban al menos un par de canciones. Siete tíos enormes que no cabían en el escenario de la 2, emocionados con la respuesta del público, rollo no-me-puedo-creer-que-haya-200-personas-viéndonos-y-encima-parece-que-les-gusta. Dijo trescientas veces thankyousomuch con la voz quebrada. En lo musical, en una canción recordaban al Springsteen del Greetings from Asbury Park, y en la siguiente a los U2 de... a los U2. Buen sabor de boca, y sonrisa puesta un buen rato.
Subimos a The Hundred in the Hands, chica mona y chico con ¿guitarra? y un montón de bases pregrabadas. Algún hit bailable, pero sensación de que no volveremos a saber de ellos. Así que bajamos a Cornflakes, o cómo tocar cuarenta canciones en veinte minutos. Poco más duró su concierto, y sus fans, muchos, piden más y se les ve contentos. Bien por un grupo histórico, porque como decía el Barón, "antes de Cornflakes, no había nada".
Ya no nos movemos de la dos, y hoy sí, vemos a Wavves. Que hacen más o menos lo mismo que Cornflakes pero con la energía de la juventud. Se lía una importante en las primeras filas, con una chica lanzándose la primera al crowdsurfing, pogos y empujones a diestra y siniestra, un Barón que no puede más y nos deja todas sus posesiones, gafas incluidas, antes de lanzarse al interior de esa masa. Concierto punketa o hardcoreta, o cómo se llame, de toda la vida, pero cuando una chica en palabra de honor se tira ¡de cara! para que la recoja el mar de brazos, algo ha cambiado.
Acabamos la noche con la presencia de Margarita, bailando con Graham en una de sus fantásticas sesiones festivaleras, a saber, hit tras hit.
Al día siguiente solo quedaron fuerzas para The Rural Alberta Advantage, chica mona a los teclados y coros, chico emocionado a la batería, y machote-sanote, de los que te esperas encontrar en una feria del condado de Idaho, pero no subido a un escenario en un festival moderno, tocando canciones folk-indie-rock, y un hit, Don't haunt this place que es hit desde ya. Emocionados como ellos solos de haber hecho cuatro shows pecaron de entusiasmo presentando canciones, pero valió la pena vencer la modorra dominical después de un mes de conciertos agónico. Espero oir más de ellos.

sábado, 27 de noviembre de 2010

París en Noviembre

Ciudad imperial y monumental,París es una gozada para pasear pero una canallada para correr...es imposible concentrarse y ganar ritmo,siempre hay algo que te distrae!!!!
Ni el frío (entre 2 y 7 grados los tres días) ni las nubes deslucen la capital de Napoleón y feudo del JJ Santos del Elíseo,así que mientras los coreanos se peleaban entre ellos antes del gran derby Fc Pyong Yiang vs. Atlético de Seúl y las bolsas seguían (y siguen) su imparable descenso al abismo buscando el cero absoluto,nos dedicamos a pasear de aquí para allá haciendo el guiri.De Ópera al Louvre,de allí a la torre Eiffel,luego Montmartre,bajando a Marais (de barrio judío a barrio gay,eso sí que es una transformación!) y Campos Elíseos para acabar la visita de tres días.
Del ambiente nocturno indie de París poca cosa a decir porque poco hay:fuimos al Pop In,un bar casi minúsculo de barra,con un piso superior algo más grande decorado al uso alternativo (o sea,muebles de rastrillo y aspecto vintage) y un sótano terrorífico que convierte al Sidecar en un prodigio de seguridad.Buena música alternativa,bastante guitarrera con final a cargo de Nada Surf.Estaba lleno de imitadoras de Russian Red con toques de Transvision vamp,norteamericanas sin nada que hacer excepto copiar el look de cualquier revista de tendencias en busca de ser descubiertas por cool hunters ávidos de carne fresca,modernillos de diferentes tendencias (Jonas brothers ligones,fantasmas tipo Cristiano Ronaldo) y nativos que decidieron optar por la variante de modernillo guarro.
El modernillo francés ha optado por esta versión,desechando la variante desaliñada que domina nuestro panorama,para diferenciarse del horterismo hiphopero y el pijismo de elegancia mainstream que dominan en la capital del Sena,según determina el barrio de procedencia y la cuenta corriente.Nada nuevo bajo el sol alternativo,es la globalización de la búsqueda de la originalidad a través de la copia salvaje y descarada.
Un apunte económico:hay muchas agencias inmobiliarias y los precios son prohibitivos y abusivos...que se vayan con ojo los gabachos o ya mismo les explota la burbuja inmobiliaria.
Otro más:muchas tiendas,mucho consumo necesario para mantenerlas...si se acaban los turistas (sobretodo japoneses) tendrán muchos locales vacíos en alquiler...en fin,ya sabéis,todo es global:modas,etiquetas,marcas,crisis...

PC'10: Teenage Fanclub


Teenage Fanclub entraron en mi vida para quedarse gracias a una cinta que el novio le había grabado a una de mis amigas de la residencia de estudiantes. Esa cinta, titulada "Corto Maltés", fue mi puerta de entrada al mundo "indie", allá por 1991. Los tres primeros temas eran The Concept, Satan y December. No la tengo delante para recordar qué seguía, bueno seguro, pero siempre me quedaba con ganas de escuchar más temas de ese grupo con un nombre que me hacía pensar en el club de fans de Los Pecos.

Grand Prix fue una de mis primeras adquisiciones en CD, el plástico está traslúcido por el trajín, y tengo una imagen grabada en la retina de un cartel anunciando un concierto suyo en la gira de éste o del Songs from Northern Britain, y no poder ir porque no tenía con quien.
Afortunadamente eso cambió, lo de no tener con quién ir, y lo de verles a ellos en directo.

Si en el PC'06 sabíamos exactamente qué esperar, el Badwagonesque de cabo a rabo, en cualquier otro concierto, como el de ayer, casi que también: solvencia, simpatía, pero sobre todo, canciones redondas, coros angelicales despistando letras desesperadas, y guitarrazos furiosos en piezas soleadas como no puede serlo su Escocia natal.

Cada uno tendrá sus preferidas y seguro que una o más quedaron fuera del setlist (en mi caso, Ain't that enough, por ejemplo), pero con diez álbumes a sus espaldas y las limitaciones de un festival, lo que ofrecieron ayer fue lo que esperaba de ellos.

Presentando Shadows era lógico que lo repasaran, tocando cinco o seis canciones, las que más me gustan, The fall y When I still have thee. Para despertar al veinteañero que fuimos, las cinco primeras de Grand Prix: About you, Sparky's Dream, Mellow Doubt, Don't look back y Verisimilitude, no en ese orden, claro, y entremezcladas con otras, y para acabar Everything flows, el primer single que publicaron.

Supo a poco.


Setlist: Start again, Sometimes I don’t need to believe in anything, The fall, It’s all in my mind, Don’t look back, Baby Lee, Verisimilitude, The Past (?), I don’t want control of you, About you, I need direction, Mellow Doubt, Your love is the place where I come from, (?), When I still have thee, Sparky’s dream, Everything flows.

Learn English: Sing along! Lesson 4



It gives me pain
When I think of you
And the things together
That we’ll never do
At first it’s code
And then it’s hot
Tried to be someone
That I know I’m not
I’m in trouble
And I know it
How I’m feeling
I can’t show it
But this feelings
Don’t go away.

I remember you
Lines on your face
Sharing a moment
In the perfect place
I’m deep in your eyes
And inside your head
And I try to reach you
When I’m in my bed
I’m in trouble
And I know it
How I’m feeling
I can’t show it
But this feelings
Don’t go away.

There is no choice
In what I must do
Nothing is greater
Than to be with you.
I’m in trouble
And I know it
How I’m feeling
I can’t show it
But this feelings
Don’t go away.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Curiosidades sobre el público parisino

Los parisinos no se mueven ni para cambiar de punto de apoyo en 1h 45 m de concierto. Dado que el concierto empieza a las 19.45, muchos van directamente en traje desde el trabajo. Tampoco corean las canciones, ni el estribillo, a excepción de la última, en la que hacen karaoke, ¿por qué?.
Es de agradecer que nadie saque una cámara o un móvil, convirtiendo así la pista en un mar de brazos alzados sosteniendo pantallas. También cumplen los horarios establecidos, visibles en las taquillas, con lo que se puede saber de antemano cuanto van a durar las actuaciones y las pausas.
La mítica sala Olympia también tiene sus peligros, como una rampa sin señalar con la que puedes tropezar al acceder a la pista, solo un detalle comparado con toda su historia.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

The National:sobre guindas y pasteles.

Una guinda corona un pastel y le da un toque estético que resalta el conjunto y lo hace más atractivo.Si estás en París ya tienes un pastel majestuoso e imperial.Un monumento elegante y eterno,de avenidas interminables,calles intrincadas en colinas entrañables,con su "bicing" de aspecto retrofuturista...
The National tocando en el Olympia es una guinda magnífica.Su puesta en escena sobria y elegante (menos es más,no hay que recurrir a épicas canadienses salvadoras del mundo) resaltaba su grandeza,simples proyecciones individuales en blanco y negro granulado fueron suficientes para ello.Del resto se encargaron dos duendecillos guitarreros creando atmósferas de ligera distorsión sobre las que navegaba una intensa voz regada en vino,todos apoyados en la impecable base rítmica de los hermanos menos guapos del grupo y aderezados con una efectiva mini sección de vientos (trompeta con gorra y trombón modernillo).
¿Cúal fue el problema?que The National podría haber sido el pastel y no la guinda.Y no lo fueron porque su setlist fue,cuando menos,discutible y el orden de las canciones escogidas no permitió ese "crescendo" que te atrapa,te hechiza y te deja sin una gota de energía al final,exhausto pero feliz.Quizás fue el apagado público parisino,que no retroalimentó lo que sucedía sobre el escenario,desluciendo un concierto de factura casi impecable y marco incomparable...
París bien vale una misa,pero su público no.

The National à l'Olympia


Tanto publicar fechas y fechas girando por Europa y que ninguna cayera en Barcelona (¡que tocaron en Zagreb!), hizo que cuatro fans con días de vacaciones de sobras compraran en agosto entradas y reservaran avión y hotel para asistir al concierto que The National darían en el Olympia en noviembre. Ayer.
La sala tiene historia, y un "rincón del artista" al lado.
Concierto en horario semi-infantil, recogida de entradas a partir de las seis y no antes, teloneros a las siete y media, Phosphorescent, me gustaron mucho, atmósferas country (perdón, americana) a diez minutos por canción. Pausa pitillo, con sistema eficaz y simple para dejarte salir a la calle, y a las nueve menos cuarto saltaron ellos, con retraso.
Antes, tras haber recogido las entradas a las seis, sin colas, fuimos a un bar frente a una especie de hotel de la misma sala, que queda en la parte trasera. Con la esperanza de verlos, claro. Los vimos. A los hermanos Devendorf. Que miraban hacia nuestro bar pensándose si tomarse algo allí. El Inquilino les hizo una señal aprobatoria, que seguro les hizo elegir el bar de al lado para cenar, y como solo le habíamos pegado un sorbo a nuestras cervezas, no salimos a la caza de la foto celebrity. Barón, perdónanos, que ¡yo aún me arrepiento de no haber ido!

La sala es recogida, en la parte de abajo estábamos de pie, y arriba en butacas. Durante el concierto la oscuridad era total. Pero no en plan místico, que también, si no de casi no verle la cara al que tienes al lado. De no ver ni torta, vaya.
Bueno, al tema. Salieron, ovación, saludos y Runaway para abrir la noche. Otra tranquilita, Anyone's Ghost, antes de la primera descarga de tralla perpetrada por los gemelos Dessner, Mistaken for Strangers, y primera sospecha de lo que acabaría confirmando: los franceses no se mueven ni se les mueve un pelo, caiga lo que caiga. No cantan. Vale que nuestros karaokes a veces son molestos, pero un estribillo aquí o cuatro gritos allá... Nada, solo aplauden a rabiar al final de las canciones, qué menos. Por dios, si tocaron Abel (gracias a que uno de los gemelos, que había estado con faringitis le había dicho esa tarde a Matt "I'm back", ¡alabado sea el señor!) y allí la única que saltó fui yo (que no tiene mucho mérito, lo sé, tengo muelles en los pies), mientras a mi lado las chicas y el Inquilino cabeceaban y un calvo tres filas delante daba palmas poseído. El resto, inmóviles. Ni un triste balanceo. Si a mí como público Matt Berninger me dice "You are very respectful. You don't have to be" se me caería la cara de vergüenza.
Puesta en escena muy sobria, con proyecciones difusas en blanco y negro de ellos mientras actuaban. Y con un Dessner a cada lado de Berninger me regalé la vista toda la noche, porque nunca los altos me los taparon a los dos a la vez.
Musicalmente, impecables. Arrolladores o arrulladores, y en algunas canciones ambas cosas.
Uno de mis gemelos hizo de maestro de ceremonias casi todo el rato, pues hablaba un estupendo francés. Hizo bromas con el público respecto a que Matt se ponía muy nervioso cuando él hablaba en francés porque no sabía qué nos estaría prometiendo.

Presentaban High Violet y se notó, pero el set estuvo muy equilibrado con temas de Alligator (cuatro) y Boxer (cinco) de un set de quince, más tres en los bises, el primero de ellos Lucky you, preciosa canción de uno de los primeros discos (Sad songs for dirty lovers según la wiki), que yo desconocía, pero que hizo muy muy feliz a la pequeña saltamontes; el segundo Mr. November, donde los franceses mostraron la misma inmovilidad que en Abel, que hizo feliz a Cafeína y que Matt Berninger aprovechó para pasearse por toda la sala, y toda es que casi sale por la puerta, sin que se le echara nadie encima, y Terrible Love para regocijo de todos. Y digo tres en los bises porque la cuarta y última la cantaron a pelo y nos pidieron que les ayudáramos a cantar. Ahí el público se portó, cantando más bien que mal Vanderlyle Crybaby Geeks. Ya sabéis qué tenéis que estudiar para el Primavera.

El set-list completo para que Inquilino pueda hacer su puzzle en su crónica: Runaway, Anyone's Ghost, Mistaken for Strangers, Bloodbuzz Ohio, Baby, We'll be Fine, Slow Show, Squalor Victoria, Afraid of Everyone, Conversation 16, Sorrow, Apartment Story, Abel, Daughters of the Soho Riots, England, Fake Empire. Bises: Lucky you, Mr. November, Terrible Love, Vanderlyle Crybaby Geeks.

lunes, 22 de noviembre de 2010

laporta president


independencia y putas, laporta president!

que jodía, es que no le rima ni una estrofa.

joyas del electoralismo


no se si es más triste que nos tomen por idiotas o que realmente lo seamos.

prometo seguir buscando otras de esas joyas que nos está proporcionando esta campaña.

avant amb la diarrea mental!

Arcade Fire

Ready to Start, Neighborhood #2 (Laika), No cars go, Empty Room (?), Sprawl II (Mountains beyond mountains), Modern Man, Rococo, The Suburbs, Crown of Love, Intervention, We used to wait, Power out, (Rebellion) Lies, Month of May, Neighborhood #1 (Tunnels), y en los bises, Keep the car going y Wake up.
Con un setlist así no podían fallar. Yo sí he podido fallar apuntando canciones, alguna del nuevo álbum me baila, correcciones bienvenidas serán, y seguro que alguna no he apuntado, cuando hacía cola para conseguir una cerveza. Muchas de Funeral y de The Suburbs, estamos de acuerdo en que Neon Bible es, si no el más flojo, el más lento.
Se podía echar de menos alguna canción. Repasando ahora, diría que Haití igual ha sonado, y me hubiera gustado escuchar City with no children (tan springsteniana), y (Antichrist Television Blues) pero con esto, y el concierto no ha durado más de hora y media, hora tres cuartos máximo, me voy a la cama con una sonrisa de oreja a oreja.
Se podrá criticar el sonido: con tanta contundencia y fervor algunas canciones perdían detalles.
Se les podrán recriminar muchas cosas (yo no), podrán decir, y podremos pensar, que en cinco años serán peor que U2, pero siempre podremos decir que les vimos en el esplendor de su carrera, en sus inicios pletóricos, en plena forma.
Suscribo todo lo que dice este artículo de El País y a los hechos me remito: hemos ido a verles en manada, nosotros, que éramos más de doce, el Sant Jordi no estaba lleno ni mucho menos, y mejor, que a gusto de amplitud, y en uno de mis momentos de euforia batusi o masai, dando botes sin que mis piernas protestaran lo más mínimo por los diez kilómetros que llevaban encima, me he girado a bailar y cantar y sonreir a los que tenía detrás y todos tenían la misma sonrisa extasiada que yo. Y eso, a estas alturas de la película, no lo consigue todo el mundo.
De ellos, qué decir. Por ejemplo, no puedes decir "me gusta el del bajo" porque el del bajo pueden ser dos o tres. El pelirrojo, que nos encanta, tan pronto le da a la guitarra como a los bongos como a los teclados. Regine desafina con gracia, toca la batería, el acordeón, o se pone a hacer malabares perroflautas con las cintas. Los hermanos Butler, pero sobre todo Win, dan un poco de miedito, pero se lo perdono todo.
Sobresalientes.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Jean Bouin: progresa adecuadamente

Cuando a las 7:30 me dirigía al metro iba pensando que no sé qué es peor, estar llegando a casa a esas horas porque la noche se ha alargado o haberse levantado un domingo lo suficientemente pronto como para estar en Plaza España a las 8. No me reconozco.
Segunda carrera 10k, un poco más preparada que la primera, pero sin haber hecho ni un minuto de deporte los ocho días anteriores por obligaciones profesionales. Iba con miedito. A no acabar, que me barriera el coche escoba. Que los últimos tres km son en cuesta.
Cita bajo la torre de la izquierda (en unas horas vuelvo allí para subir a dar saltos al Sant Jordi), puntuales Rayuelo, el Quijote de los molinos y servidora. Los de mi trabajo, menos puntuales, los he encontrado después.

Sin apenas estirar y con solo dos vueltas a la fuente ha llegado la hora de la verdad. Con "solo" ocho mil corredores inscritos, nos hemos situado mucho más adelante, y en cinco minutos ya salíamos.

El primer km, cuesta abajo, ha llegado sin avisar. El segundo, otro tanto. El tercero se me ha pasado, y hasta el cinco era cuesta abajo. Me he despegado de mi grupo, sabiendo que más tarde me darían alcance, pero me sentía bien y tenía que aprovechar, luego me iba a "quedar" igual en la cuesta. Bien hasta ahí, venía un tramo planito hasta Paral·lel y entonces, entre Pla de Palau y Colón ha empezado a soplar viento en contra. ¡Que yo contaba con la cuesta, pero esto no estaba en mi contrato! ¡Que alguien lo pare! Uf. No sería gran cosa de viento en contra, pero os aseguro que a mí me ha fastidiado, ¡tan bien que iba!

Justo a la entrada de Paral·lel la liebre ha sido alcanzada (para eso estamos, ¿no?) y me han ido dejando atrás. La cosa ha empezado a subir implacablemente, si pensaba que Sepúlveda era "costerut", el carrer Lleida no te cuento. Y cuando vas a girar por Joaquim Blume y piensas, ya está, ¡no! ¡sigue subiendo! Rodeo a la fuente por arriba, esquivando a los que ya habían terminado, y ahora sí, por fin, los últimos tres o cuatrocientos metros cuesta abajo.
1h 5' 18"

No he bajado de la hora, ni falta que hacía. He mejorado mi marca anterior en condiciones mucho menos favorables. Cuando he visto el gráfico de altimetría recogido por mi aparatito de entrenamiento lo he entendido todo.



Agradecimientos: al Inquilino y Cafeína por, una vez más, madrugar en domingo para vernos pasar y darnos ánimos.

Menciones a los ausentes: Lineker, Walkiria, en la próxima no podéis faltar. Inquilino, cómprate unos calcetines compresores de esos y haznos de liebre.

PD: me he "comido" tres cámaras que grababan en contrapicado durante el recorrido, y por si eso no fuera suficiente, también me ha "pillado" una moto con copiloto-cámara. Si me véis en TelePoblesec avisad.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Air France: la classe

Empezando por el embarque en Barcelona rumbo a París, abierto media hora antes de la salida del avión (como debería ser siempre) para que puedas embarcar sin prisas ni achuchones. Siguiendo con amabilidad de las tripulaciones. El refrigerio, incluido en el precio del pasaje, Beaujolais nouveau est arrivé! si pides vino. Las dos o tres revistas distintas que ponen a tu disposición en los bolsillos del asiento. La prensa gratuita.
Lo que venía siendo el servicio habitual en las compañías de bandera hasta que muchas decidieron apuntarse al carro del lowcostismo, eso sí, solo en cuanto a reducción de servicios, cómprate un billetito de Iberia, a ver cuán lowcost te sale.
Da gusto viajar así. El único pero lo tuvo el embarque en Charles de Gaulle, ya que los fingers se bifurcan, y embarcan dos vuelos casi a la vez, con el consiguiente atropello.
Pero lo que me dejó verdaderamente impresionada fue el hilo musical. Subir a un avión y, a la que tienes el cinturón abrochado, darte cuenta de lo que suena es Bon Iver, me dejó anonadada. Cuando le siguieron The Shins y Flaming Lips estaba a punto de dar palmas. Mirando la revista vi que tienen una "playlist" con casi una treintena de temas, con Phoenix, Foals, Telepopmusik, Tracey Horn, y una serie de grupos, galos supongo, que no conozco, pero que me dan ganas de escuchar. Rebuscando en la web descubro que tienen página facebook, Air France Music, que ya me gusta, por supuesto. Lo sé, todo vale para las estrategias de marketing, pero comparando con la estepa musical de nuestro país, me parece genial.
Ça, c'est la classe.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Interpol

Spare me the suspense... Así empieza Mammoth, uno de los mejores cortes de "Our love to admire". Pues, sí, nos ahorraron el suspense, más allá de los veinte minutos que tardaron en salir, pocas sorpresas hubo en su concierto el pasado domingo.
Repaso a su último álbum (habrá que echarle un oído, algunas de las canciones eran muy buenas, y como dijo el Feo de Entrecopas, el single fue de las que sonaron más afinadas) y buen repaso a Our love to admire (Mammoth, Rest my chemistry), Antics (Evil, Slow hands) y Turn on the bright lights (Obstacle 1, NYC, PDA?)
Algunas de las canciones más bailongas las aceleraron, innecesariamente a mi parecer, con lo que perdieron matices e intensidad (en eso coincidimos todos). En las pausadas se explayaron creando atmósferas densas. Sonó bien, Guti cantó mejor, y fue un buen concierto, pero no fue conciertazo. Aun ha de llegar el día en que salga extasiada de uno de sus sets. Pero visto lo visto, con un buen concierto hay para darse con un canto en los dientes.
Lo peor:
- Los seguratas de la puerta que te dejan la entrada en la mitad, y lo peor, ¡quitando la parte donde sale la fecha! ¡Que servidora las colecciona! grrr
- El público, de nuevo mezcla extraña de perroflautas, siniestrillos de medio pelo, modernetes de rigor y alguno que pasaba por allí. Muchos de ellos superfans, pero bailando desacompasados, o como la Melody (sí, la del baile del gorila)

sábado, 13 de noviembre de 2010

Crítica de concierto: chk chk chk


Todo empezó buscando un lugar donde comer un bocadillo de tortilla. Despúes de varios intentos fallidos encontramos un bar de viejo trapasao a pakis que nos sirvieron al momento al ritmo de Enrique Iglesia y Eros Ramazzoti.

Llegamos fríos a la sala anexa de St. Jordi, un lugar que ya de por sí parece la antesala de las cámaras de gas. De lejos ya vimos que aquello no estaba lleno. y efectivamente, no habría mas de un tercio del aforo. No podriamos decir que tipo de gente había: unos cuantos cumbayas por aquí, unos maquineros por allá, pero en general la edad tiraba para arriba y en su mayoría de tíos.

Nos ahorramos Four Tet y los anteriores para llegar con fuerza. Para cumplir con el protocolo nos acercamos a la primera fila pensando que sería un infierno, pero no, había espacio suficiente y la gente parecía bastante tranquila.

Salío Nic Offer ya marcando barriguita y caderas y con una gabardina a lo Colombo dandolo todo desde el principio. Y así fue desgranando repertorio combinando lo nuevo con lo viejo. Tocó AM/FM, Giuliani, Intensify, Heart of Hearts, Must be The Moon, All my friends..., en fin todo los hits.

Nic se pasó mas de un tercio del concierto cantando entre la gente y metiendole una bocinazos al primero que se le acercaba. Saltó la valla mínimo diez veces. Una vez sube y llevaba la bragueta abierta y dice "cada vez que bajo me hacéis lo mismo". En otra una tía le dió una tarjeta, y el entendió que "era para una fiesta privada con chicas". Nos pasó rozando en una ocasión y tuve la tentación de tocar al Dios del Ritmo para que me diera su poder.

Pero solo con pasar a nuestro lado se obró el milagro: boyscout comenzó a batir sus caderas como en las mejores sesiones del Mond, Gwen saltó al ritmo batusi como en los mejores PS, y yo saqué mis mejores pasos del James Brown de Hospitalet.

Y poco mas puedo decir, la imparable máquina del ritmo sigue viva. Nosotros también.

domingo, 7 de noviembre de 2010

estA Es la juventUD del PAPA!

Iba hoy camino a casa cuando me he cruzado con un grupo de esos holligans del papa, avanzaban calle abajo con gran parafernalia de banderas y gritos de “esta es la juventud del papa”, como lo oyen, porque lo increíble es que la mayoría deberían estar por la quincena, jóvenes prepuberes, cachorros de inditex vestidos como dictan las revistas de tendencias, pequeños idiotas que sin pestañear me hubieran arrancado el corazón si escuchan el me-ca-gon-dios que se me ha escapado al verlos llegar. Como se alcanza tal grado de idiocia, eso es un puro misterio para mi, está científicamente demostrado que la gente en bandada se asubnormala cosa mala, vamos, el mismo grado de gilipollismo extremo que encontramos en los ultra del barça o en los activistas de greenpeace había echo mella en los tiernos cerebritos de estas nuevas juventudes hitlerianas. Pero lo más extraño es que aunque los primeros tienen a Messi y los segundos la rebeldía panfletaria, a estos últimos nos les encuentro otra motivación que el desgarro anal, la estrechez de miras y una vida de total insatisfacción sexual, todo con la única promesa de una vida mejor en el más allá, una promesa que les hace un julai vestido de carnaval que se me mueve por ahí en una caja antibalas rodante, lo que se conoce como un vehículo a prueba de muerte.

Odio las low-cost, viva Manchester


Pasar un fin de semana que no ha llegado a las 48 horas-party-people en un suspiro y que me toque cagarme en EasyJet es mala suerte. Porque la noche del viernes le toca al Barón. Estoy deseando leerlo.

Bueno, a lo mío. EasyJet. Odio las low-cost, a la mierda la democratización del aire, yo era más feliz cuando solo volaban los ricos y te trataban a cuerpo de rey. Ahora vuelas por dos duros pero te intentan sacar diez con la excusa más perigrina, amén de tratarte como ganado. No, peor, mi padre cuando carga terneras las trata con más cariño.
Lo de no asignar asiento es una gilipollez que crea situaciones ridículas: adorables Mildreds corriendo por la pista hacia el avión atizando con su maleta al infortunado que tengan cerca para poder colocar equipaje y culo. Lo de que solo puedes llevar un "bulto" y que dos maleducados azafatos de tierra te obliguen a embutir el bolso en la maleta, otra.
Azafatas de avión antipáticas y groseras, servicio a bordo justito. En fin, si puedo, como Continental, nunca mais.
Nada que ver con la vuelta de hoy con Monarch, compañía que queda colocada en lo que yo llamo medium-cost, o sea, tarifas bastante baratas y trato más que decente, volaré con ellos si tengo ocasión sin dudarlo.

Pero una vez pasado el pataleo, debo decir que hay que volver a Manchester, ¡solo hemos estado en tres pubs! Eso sí, en uno de ellos, el más pequeño de la ciudad, tuvimos la suerte de caerle en gracia a la simpática propietaria y estar charlando amigablemente con ella un buen rato.

En la calle, cualquiera a quien le preguntes intentará ayudarte (flipan de que alguien quiera hacer turismo en su ciudad) y hasta los borrachos son simpáticos y a falta de español te explican su vida en un francés (con muy buen acento) y te dan un par de besos antes de irse.

Y las discotecas, ay, ¡qué lujo! Del indie pasan al tecno en lugar de al fifties-sixties, pero mientras son indie, gloria. Oir en la misma noche a Pulp, Oasis, New Order, Joy Division, Stone Roses, Blur, The Strokes, Smiths, Franz Ferdinand, Artic Monkeys y un montón de canciones que no conocíamos pero igual de buenas, ya no pasa en Barcelona. Vaaaaaaaaaaale, supongo que el hecho de que la mitad de los nombrados sean mancunianos ayuda, un poquito. Pero déjate, a los djs aun se les puede pedir música y ¡la ponen! Hemos bailado en la discoteca de uno de New Order, y hemos dejado el pabellón de los puretas españolitos bien alto. Cuando el Barón haga su crónica, me entenderéis.

Por si todo esto, y más, no fuera bastante, encima nos ha hecho un tiempo espatarrante (pareado), frío con sol. De lujo, como la compañía, las discotecas y el hotel.
Deseando volver.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Una sensación extraña


Gael se levantó con una sensación extraña. Tenía escalofríos como cuando tienes fiebre. Miró el reloj, eran casi las diez. Abrió la persiana y vio como el paisaje había cambiado totalmente. No podía creer que estuviera ocurriendo.
Corrió al armario en búsqueda de alguna ropa de abrigo. No hubo suerte, decidió en la última mudanza tirar toda la ropa que nunca se ponía, entre ella los jerseys. Tomo lo que pudo: tres camisetas, dos vaqueros, tres calcetines de hilo escocés, unas bambas y un par de sabanas como si fueran una capa.

Bajó por las escaleras por miedo a quedarse atrapado en el ascensor. Nada mas abrir la puerta se encontró con Pau, el vecino de al lado. Estaba en bermudas y tirantes con su videocámara haciendo una panorámica de la calle evitando tiritar.

- Vaya día ¿no? –dijo Gael en tono irónico- seguro que no habías grabado nada igual.
- Te puedes creer que nunca antes había visto nevar.
- Ni tú ni nadie de nuestra generación. Ya sabes, todo el rollo ese del calentamiento global, al final era verdad.
- Sí, bueno voy a seguir grabando. A lo mejor lo envío a la tele y me lo emiten.
- Ok, suerte. Nos vemos.
Gael, siguió andando camino a la avenida principal. No había nadie por la calle. Por las ventanas se vislumbraba caras preocupadas, absortas por el espectáculo.
En la esquina se encontró con una chica que estaba llorando en el suelo.
- Te puedo ayuda. Dijo
- No consigo dar más de dos pasos sin resbalarme. Y tengo mucho frío.
Gael la ayudó a incorporarse y la acompañó hasta la portería de su casa.
- Gracias –dijo entre sollozos la chica- maldita nieve, no lo hubiera conseguido sin tu ayuda.

En la avenida los coches estaban parados, algunos aun encendidos. Los semáforos cambiaban de color sin ton ni son. Solo logró ver a dos abuelos que miraban con la boca abierta al cielo en medio de la calle.

Volvió a casa, tras algún resbalón. Tomó el teléfono y llamó a su padre.
- Papa, está nevando.
- Sí ya lo veo. Balbuceó como si no fuera con él.
- ¿Crees que significa algo, que el clima va a volver a ser como en tus tiempos?
- No seas inocente Gael, todo está perdido. Hace mucho tiempo ya.
- Que vas a hacer ahora Papa.
- Salir a dar una vuelta, aun conservo un abrigo. Tiraré unas bolas de nieve contras las farolas. Luego volveré a casa, me tomaré una copa de vino, miraré por la ventana y seguramente me pondré a llorar.

Crítica in-edit: Venid a las cloacas


Cuando era pequeño mi madre me llevaba al mercadillo de la Satélite que hacían los jueves. Recuerdo que andabamos por descampados de escombros y de poblados gitanos. En la Satélite había edificios altísimos, las calles estaban sin asfaltar y los chavales tenían peor pinta que en mi barrio. Aún recuerdo a los de la calle Ciprés, los mas chungos.

De la Ciudad Satélite -actual Sant Ildefons- salió la Banda Trapera del Río, un grupo de rock que parecían punks y que escupían la rabia del barrio marginal.

"Venid a las cloacas" narra la historia de este grupo a través de fotos, el relato de sus protagonistas y algun video guarro. Un grupo con una vida llena de altos y bajos por la personalidad de sus componentes y el exceso de alcohol y drogas.

Lleno absoluto por un público cuarentón de extrarradio y la parte correspondiente de modernillos jovencitos. Bajo la pantalla se colocaron la batería y la guitarra de los dos miembros muertos: tio modest y Juan, uno de los que tuvo las mejores intervenciones en el documental.

Un documental en definitiva que te hace sentir la fuerza y la mala leche de la Trapera.

lunes, 1 de noviembre de 2010

In-edit: Monterey Pop


Otra de Pennebaker, en este caso, el primer documental filmado sobre un festival, el de Monterey, celebrado en 1967, dos años antes de Woodstock.

Bien filmado, recoje una, a lo sumo un par de canciones de los artistas que por allí pasaron, con algunas imágenes realmente bellas (los contraluces de Otis Redding son preciosos).

The Mammas & the Papas abren el documental, y una de sus canciones lo cierra acompañando algunas de las escasas imágenes que muestran el público. Simon & Garfunkel en plan coro de iglesia (de niñas), The Who destrozando guitarras, igual que Hendrix, que la quema, antes de follársela. Janis Joplin enfundada en un conjunto blanco con brillos, guapísima, epatando a la cantante de Mammas&Papas, y a todo el público, con sus aullidos desgarrados, Jefferson Airplane, Canned Heat, The Animals cantando el Paint in black de los Stones (Hendrix canta Wild thing, de los Troggs - que tampoco la escribieron, según la wiki -) y para el final, la actuación de más de diez o quince minutos de Ravi Shankar y su sitar, seguida atentamente en el festival, con Hendrix entre el público, y con menos atención entre los que estábamos en el Aribau Club 1: un docu a las cuatro de la tarde es lo que tiene.

Como en el de Bowie, se echa de menos más información, alguna entrevista, o alguna chorrada soltada por el público.

Choca ver que las actuaciones las siguieron sentaditos ordenadamente en sillas, y no sorprende nada ver que modernos ha habido siempre, y que el más pintón es el que sale en la foto.