sábado, 13 de noviembre de 2010

Crítica de concierto: chk chk chk


Todo empezó buscando un lugar donde comer un bocadillo de tortilla. Despúes de varios intentos fallidos encontramos un bar de viejo trapasao a pakis que nos sirvieron al momento al ritmo de Enrique Iglesia y Eros Ramazzoti.

Llegamos fríos a la sala anexa de St. Jordi, un lugar que ya de por sí parece la antesala de las cámaras de gas. De lejos ya vimos que aquello no estaba lleno. y efectivamente, no habría mas de un tercio del aforo. No podriamos decir que tipo de gente había: unos cuantos cumbayas por aquí, unos maquineros por allá, pero en general la edad tiraba para arriba y en su mayoría de tíos.

Nos ahorramos Four Tet y los anteriores para llegar con fuerza. Para cumplir con el protocolo nos acercamos a la primera fila pensando que sería un infierno, pero no, había espacio suficiente y la gente parecía bastante tranquila.

Salío Nic Offer ya marcando barriguita y caderas y con una gabardina a lo Colombo dandolo todo desde el principio. Y así fue desgranando repertorio combinando lo nuevo con lo viejo. Tocó AM/FM, Giuliani, Intensify, Heart of Hearts, Must be The Moon, All my friends..., en fin todo los hits.

Nic se pasó mas de un tercio del concierto cantando entre la gente y metiendole una bocinazos al primero que se le acercaba. Saltó la valla mínimo diez veces. Una vez sube y llevaba la bragueta abierta y dice "cada vez que bajo me hacéis lo mismo". En otra una tía le dió una tarjeta, y el entendió que "era para una fiesta privada con chicas". Nos pasó rozando en una ocasión y tuve la tentación de tocar al Dios del Ritmo para que me diera su poder.

Pero solo con pasar a nuestro lado se obró el milagro: boyscout comenzó a batir sus caderas como en las mejores sesiones del Mond, Gwen saltó al ritmo batusi como en los mejores PS, y yo saqué mis mejores pasos del James Brown de Hospitalet.

Y poco mas puedo decir, la imparable máquina del ritmo sigue viva. Nosotros también.

1 comentario:

Gwen Stacy dijo...

Si de Franz Ferdinand dicen que hacen bailar a las chicas (y yo siempre pensé que vaya tontería, si las chicas siempre bailamos, !!! hacen bailar a los chicos. Y eso sí que tiene mérito.
Yo le daba media entrada justita, la sobredosis de conciertos es lo que tiene, no somos tantos. Perfecto, a bailar en segunda fila como dios. Con tanto hombre, Nic, el pobre, acabó abrazando y besando tíos si se le cruzaban en su camino. Queda por averiguar quién le bajaba la bragueta. Yo no fui.
Dios, que hombre. Qué movimientos de cadera. Qué animal escénico. Imparables.