miércoles, 30 de julio de 2008

Festival d'Avignon 2008 o porqué los franceses se toman tan en serio




Cuando mi amiga Katrien me propuso ir al festival d'Avignon me pareció que sería una buena oportunidad de conocer la ciudad y su famoso festival. A través de un contacto había conseguido un apartamento en el mismo centro a muy buen precio.
Quedamos en que vendría a buscarme en coche a Bellaterra a las 14,30h ella venía de un pueblito cercano a la Pobla de Segur y en 4 horas llegaríamos a Avignon. Lo malo fue que el coche había empezado a hacer tirones desde hacía una hora, se frenaba y no nos atrevíamos a un viaje tan largo en esas condiciones. Así que tras una serie de visicitudes demasiado largas de explicar acabamos alquilando un coche y saliendo de Barcelona a las 20h.
Llegamos a Avignon a la 1.00h, preciosa ciudad, nos enamoró al instante, la zona intramuros donde se desarrolla el festival se compone de calles adoquinadas y casas antiguas, sin restaurar la mayoría. Los cafés, las terrazas llenas de gente y sobre todo la gran cantidad de affiches, carteles pegados en soportes de cartón que cuelgan por toda la ciudad anunciando los espectáculos, convertían la ciudad en un colorido patchwork.

Como llegamos tan tarde y nos fuimos a dormir a las tantas hablando con nuestra anfitriona dedicamos la mañana a recorrer la ciudad. A las 17h teníamos reservado un espectáculo de danza-musica-video llamado "Erase-E(x) parts 1,2,3,4,5,6" habíamos seleccionado expresamente espectáculos donde la palabra no fuera importante porque mi francés es casi nulo y mi amiga se defendía pero no hasta ése punto. El citado "Erase-parts 1,2,3,4,5,6" resultó ser un palazo insufrible de 2 horas y media en el que las bailarinas no bailaban sinó que repetían hasta la extenuación los mismos movimientos espamódicos una y otra vez, una y otra vez. Cuando por fin acabó aquéllo fuimos a cambiarnos a casa porque nuestra anfitriona nos había conseguido entradas para el espectáculo estelar del día, pese a estar agotadas, por el módico precio de 25 euros. Se trataba de la actuación de Philippe Katerine y Mathilde Monnier. Por más que preguntamos en qué consistía sólo conseguimos sacar en claro algo así como "easy listening" pues para allá que fuimos. Verdaderamente el lugar era sobrecogedor, habían montado al aire libre unas gradas para ubicar al público en el mismo cour d'honour del Palais des Papes, el palacio papal. Seguro que ahí sí que íbamos a ver algo grande pensé mientras el público selecto aguardaba atento y serio. Salieron cinco personas vestidas de negro cantando a capella, luego se les unió el tal Philippe, enfant terrible que parece ser un célebre cantante ultra- pop allende los Pirineos, una especie de cruce entre Guille Milkyway y Genís de Astrud, pero ya se sabe que en Francia estas cosas se toman en serio, demasiado en serio. Al cuarto de hora Katrien y yo nos miramos y nos entró la risa, tanta solemnidad, tanta devoción ante una performance insufrible que igual habría tenido algo de gracia en otro lugar y circunstancias. En fin, la hora que duró aquello se me hizo eterna a pesar de la musiquilla technopop enlatada con la que acompañaban las coreografías.

El domingo sólo quedaban espectáculos del Off festival, el oficial acababa el sábado, en Avignon es normal que los propios artistas promocionen sus espectáculos repartiendo folletos por la calle, el que nos dió la japonesa protagonista de "La violiniste et L'esprit de la chaise" nos pareció sugerente y para allí nos dirigimos a la hora acordada empeñadas en irnos de la ciudad con mejor sabor de boca. Los dos actores actuaban bien y tenían una gran expresividad, el problema es que no se explicaba nada, se enlazaban una serie movimientos con gestos, música de violín y algunas proyecciones de video que ni enganchaban al espectador ni lograba transmitir gran cosa.

No entiendo mucho de arte contemporáneo pero en realidad no creo que haya que entender nada, te gusta o no te gusta. En general el público que estaba en estos espectáculos se aburrió tanto como nosotras, pero estoy segura que nadie lo reconocería.

Tras el festival se me confirman dos ideas: la linea que separa lo sublime de lo ridículo es muy fina y los franceses se toman demasiado en serio. Pido perdón si alguien se ha molestado.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Me pasa exactamente lo mismo con las pelis de Almodovar. El problema es que la mayor parte de las veces las encuentro rídiculos. Sobretodo desde mujeres...

Mis saludos a Avignon donde pillamos un pedo muy guapo una vez que fuimos a hacer un triatlon.

Anónimo dijo...

Yo tengo familia francesa y no me he molestado...es más,este estilo crítico con el moderneo festivalero contemporáneo me gusta,jejeje!!!

Gwen Stacy dijo...

El problema de los franceses son un poco sosetes, y sí, si toman demasiado en serio. Les falta sentido del humor. Pero a mí me caen bien. Bueno, a mí me cae bien casi todo el mundo.
Te doy la razón en que hoy día se hace mucha chorrada que nadie entiende y lo peor, aburre, sin que haya narices de chistar al "artista" y sus secuaces.
¡Me ha encantado tu post, Margarita!

cafeína dijo...

Més o menys, repeteixo el comentari de la Gwen, però és la veritat: m'ha agradat molt el post!
I això de l'"art contemporani" que la majoria no entenem o no transmet res (bé, potser una mica d'avorriment, sí, jaja!), però a molta gent sembla interessar, també està bé veure-ho algun cop per poder criticar-ho, encara que amb deu minuts potser n'hi hagi prou.

margarita la saxofonista dijo...

A mi los franceses también me caen bien y la verdad es que nos trataron estupendamente,lo que no aguanto es la esa especie de hipocresía ya sea aquí en Francia o en Pequín.