domingo, 23 de noviembre de 2008

¿La simpatía?


No es para mí. No hay compasión para un freak criminal en Las Vegas. Este lugar es como el ejercito: la ética del tiburón prevalece: cómete al herido. En una sociedad cerrada donde todo el mundo es culpable, el único crimen es ser cazado. En un mundo de ladrones, el único pecado final es la estupidez.

Hunter S. Thomson “Miedo y asco en Las Vegas”

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