sábado, 23 de febrero de 2008

Crítica de música: Lenine

Lenine lleva años y años haciendo pop brasileño. Hace poco ha lanzado un acústico en la MTV y aprovecha para hacer gira. Lenine une el pop con el maracatu que es el ritmo típico de Pernambuco.

Ayer tocó las canciones de siempre ante un público mitad comunidad brasileña, mitad pureta gafapasta, mitad novios y ex-novios de brasileñas.

En Pernambuco estuvimos el Neng y yo hace un par de años. La capital, Recife, es una ciudad a punto de ser derruida, algo así como La Habana. Con un pasado ostentoso y un futuro incierto. Debe ser por mi vena romántica que me gustan tanto estas ciudades. A su lado, en un montículo se alza la ciudad antigua, la de los portugueses, Olinda. Como su propio nombre dice es una ciudad muy bella de pequeñas casas de colores.

Olinda hace unos años se caía a trozos, pero un día la nombraron patrimonio de la humanidad y pusieron pasta para rehabilitarla. Ahora es algo así como el Born y viven muchos artistas nacionales y extranjeros.

En Olinda pasamos nuestra última noche y mañana con nuestra, desde entonces, amiga Carol. Recuerdo que hablabamos de Lenine y Naçao Zumbi cuando salío el sol y nos tomabamos unas cervezas en un chiringo de la playa. Ayer recordé la pensión de los gays y aquel cafecinho al que nos invitaron y como miraban con deseo al Neng que llevaba para la ocasión aquella camiseta de tirantes roja. Inolvidable.

Por lo demás Pernambuco es muy pobre. Si te adentras por el interior, solo hay plantaciones y plantaciones de caña de azucar y gente con ropas rasgadas caminando junto a la carretera con sus machetes.

En Pernambuco la gente se siente orgullosa de ser nordestina, de su cultura, y Lenine es parte de todo aquello.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Jesusín,te sigo encontrando muy sensible,no pareces tú.
por lo demás,buena crçonica,como siempre (o casi)