sábado, 25 de mayo de 2019

Hi Jauh USB


En octubre de 2017 empecé un máster en Creación Literaria y una de las asignaturas era “No Ficción”. Para esta asignatura había que entregar un trabajo final de 8.000 caracteres, que podía ser perfil, crónica, ensayo, entrevista, etc. y había que investigar, preguntar, hacer trabajo de campo, y presentarlo con el formato de “nuevo periodismo”: proporcionar información verídica, contrastada, de forma amena y entretenida, con las herramientas de la literatura. 
Mi tiempo era limitado, trabajaba ocho horas, de ocho a cinco menos diez, y tres días (o cuatro) a la semana me plantaba en clase de cinco a nueve, y cuando nos explicaron en que debía consistir este trabajo hacía apenas una semana que había ido a la fiesta del cuarto aniversario de Hi Jauh USB, así que decidí que mi trabajo sería sobre eso: explicar qué es Hi Jauh, que se cocía allí, porque aunque tiene más de tres mil socios no deja de ser algo underground desconocido para el gran público. 


Ese iba a ser el trabajo final de esta asignatura y en algún momento a medio trimestre nos hicieron presentarlo a nuestros compañeros. Me llevé mi carnet de socia, hasta pensé en llevar los discos que tengo de grupos de la órbita hi jauh: Gúdar, Neleonard, Tirana, Die Katapult, Señalada. Cuando vi que tenía seis o siete me frené, no iba a pasear discos y singles arriba y abajo. Empecé mi breve y nerviosa presentación enseñando el carnet y cuando terminé con el clásico "¿hay preguntas?", se levantaron tres brazos. “¿Cuándo nos llevás?” 



Dos argentinos, dos peruanos, una brasileña, un colombiano y una mexicana engrosaron las filas de socios entre noviembre de 2017 y mayo de 2018, y algunos de ellos fueron a más de tres y cuatro fiestas.

Hice una entrevista, se la pasé por email a Eloy. Tuvo la santa paciencia de contestar dieciséis preguntas, o más, y no se lo he agradecido bastante. El texto que presenté es lo que sigue. Me pusieron un ocho; me fastidió bastante, esperaba más.

Hi Jauh cerró sus puertas hace apenas dos meses, en teoría de forma provisional, pero quién sabe. Me perdí la fiesta de despedida, me he perdido demasiados hi jauhs, y no me hace falta que pasen los años para saber que ha sido algo especial, único, y alegrarme infinito de haber formado parte de ello.

¿Jaija qué? 

Otra tarde de fiesta en el Hi Jauh!
Los taxis vienen y se van
Tres gatos duermen en el portal 
Suena la campana y a sudar
Las Ruinas, Gabriel y Vencerás. 2015. 

La mejor vista se tiene desde el sofá desfondado, tras la mesa que hace las veces de taquilla. Al frente, el callejón: pasaje Caminal, unos 100 metros hasta la calle Pallars, estrecho; un descampado con tapia a un lado; al otro, la pared lisa de una casa. A la izquierda del sofá, la sala: banderines de escudos municipales colgando del techo, el trencadís de la pared y el nombre pintado detrás del escenario, la barra de madera, la cocina y la campana extractora al lado de la mesa de sonido. Hay que pasar por caja, tres euros en concepto de aportación para los grupos, uno más si hay que hacerse socio. El trámite es rápido: anotar en unos folios pautados nombre completo, dirección de email y DNI. Esta aportación de un euro por grupo se instauró el segundo año: había grupos que venían de Madrid, Sevilla, Huesca, y el bote en el que nadie dejaba nada no pagaba ni la gasolina. Hoy en el sofá está Olivia. Pagamos, nos pone el sello, entramos. Uno de los grupos está probando, una cacofonía a la que Eloy intenta poner orden desde la mesa de sonido y a la que prestamos escasa atención mientras pedimos una cerveza. Elena nos avisa de que han subido el precio, de 1.5€ a 2€. Ya era hora, le digo, a lo que responde sonriendo que sí, pero que ha habido debate.
Hi Jauh USB es una asociación. También llamamos hi jauh al espacio físico que conforman el callejón, la entrada, la sala con el bar y el escenario que solo levanta un palmo, y los dos lavabos al fondo a la izquierda. “Hoy hay hi jauh”, decimos los sábados que hay hi jauh, y si podemos, vamos, no importa quien toque, porque no importa quien toque, estará bien, y no se dice no a un hi jauh. 
Son las seis y media, ya hay entre diez y veinte personas. La mayoría siguen en el callejón, apoyados en barriles metálicos de obra o sentados en bobinas de madera para cables. Hay un hilo de  tabaco en el aire y un regusto de cerveza en el suelo. Socios y socias visten tejanos, zapatillas deportivas, camisas hawaianas, camisetas y bolsas de tela de grupos ignotos, de Ultra-Local Records, de la Fonoteca. Sonríen debajo de sus flequillos, detrás de sus barbas. Se saludan: dos besos, una palmada en el hombro, un gesto casi imperceptible con la cabeza, un abrazo caluroso, según. Algunos parece que pasen lista, y pongan falta. Un niño corretea; otros cruzan la verja situada a medio pasaje sentados en los carritos que empujan sus padres. La convocatoria siempre es a las 18:30 y nunca empiezan antes de las 19:30, ni cuando dicen que serán muy puntuales, pero a todos nos gusta llegar temprano. 
La Associació per la Cultura Independent Hi-Jauh USB tiene presidente, tesorero, vocales, hace actas, lleva cuentas y registra a sus socios, más de 3.500 ya, en un libro. El núcleo duro, los socios fundadores, lo integran Nele (presidente), Nerea, Albert, Olivia, Alberto, Eloy y Elena. Amigos de la infancia que conocen a otros amigos del instituto, en el Baix Llobregat, que vuelven a coincidir en la facultad, pero por encima de todo coinciden en conciertos, en gustos, en inquietudes. Grupos seminales creados en los 90 y primeros 2000, Los Probeta y Los Folguis, se mezclan y explotan en una constelación de grupos. Nele toca el bajo en Gúdar y compone, canta y toca la guitarra en Neleonard, Albert acompaña a Olivia en su proyecto personal, Tirana, y compone y canta en Gúdar, Eloy toca la guitarra en Gúdar y los teclados en Neleonard e Hibernales, Elena toca el bajo en Neleonard y en Die Katapult. Otros grupos se incorporan al universo Hi Jauh ensayando allí, en el piso de arriba (Los Ganglios, Roller Disco Combo y Señalada), o pasando muchos sábados: raro es el día que no ves a alguien de Gabriel y Vencerás, Las Ruinas, Ran Ran Ran, los Doble Pletina y probablemente otros grupos a los que no tengo en órbita. Hi Jauh USB nace como solución al precio excesivo del lugar, alquilado inicialmente como local de ensayo. Los beneficios obtenidos en los conciertos deberían ayudar a financiar este alquiler, pero cuatro años después esto aún no ha sucedido, los tres o cuatro barriles de cerveza que se consumen en un hi jauh, más vinos, vermuts y gin-tonics, no cubren los gastos. 
Como el primer Hi Jauh fue el 28 de septiembre de 2013, la vuelta al cole después del parón veraniego la hacen por esas fechas, y celebran el aniversario. Entre aquel y el de este 30 de septiembre, en que celebran el cuarto, ha habido unos sesenta hi jauhs, ellos mismos han perdido la cuenta, en la que no sé si incluyen los Ultra-Jauh, una noche de conciertos, coincidiendo con las fiestas de Poblenou, organizados desde ese mismo septiembre de 2013 mano a mano con Ultra-Local Records, tienda de discos vecina y amiga,. ¡Amor a primera vista! exclama Eloy al preguntarle por esta colaboración.
La escena underground de Barcelona no es una. Son muchas, dispersas y demasiado a menudo, inconexas. La que se ha creado alrededor de Hi Jauh USB es bastarda, promiscua e intergeneracional. Alberga grupos del extrarradio barcelonés, madrileños que tocan más aquí que allá, referentes de los 90 y jóvenes que no han alcanzado la mayoría de edad. Desde el principio ha habido bandas deseosas de tocar en un garito en el que te ponen el backline y siempre hay público. Hoy tocan VLIVM, de les Terres de l’Ebre, Da Souza, mallorquines, y Retirada!, de Barcelona. 
Suena la campana, el primer concierto empieza en cinco minutos. VLIVM son jóvenes, con una estética anclada en los 60-70, pelo largo, pantalones de campana, y melodías deudoras de los Beatles, la psicodelia y Teenage Fanclub. Tocan francamente bien y consiguen que los que hemos entrado en la sala estemos atentos y callados, cabeceando, se cabecea mucho en hi jauh, y sudando, se suda hasta en enero, aunque no bailes. Entre grupo y grupo, pausa. Para retirar un equipo y colocar otro, para pedir otra cerveza y salir al callejón o no, a fumar, o no, saludar, atender necesidades fisiológicas. Retirada! no van a tocar hoy, Albert (otro Albert) ha sido padre esta madrugada, pero Cuervo ha venido igual. Un parroquiano me comenta que le quieren convencer para que toque, solo. Eso me haría muy feliz porque he venido sabiendo que no iban a tocar, pero yo venía por ellos, es grupo favorito desde que los descubrí gracias a la comunidad hi jauh, de hecho. Da Souza suenan garageros, a medio camino entre Pavement y Teenage Fanclub (otra vez Teenage, desde aquí pido un homenaje como el que se le hizo a Pavement), euforizantes, supervitaminantes y mineralizantes. Una fiesta. 
Cuando acaban se vacía, pero el rumor cobra realidad. Cuervo, a quien le han dado más cervezas de la cuenta, está dispuesto a tocar cuatro canciones. El de hoy tenía que ser el concierto de cierre de gira del álbum Victoria / Derrota, y espero que “cierre de gira” no suene pretencioso, no es mi intención ni la suya, pero no ha podido ser. Yo tenía la secreta esperanza de que tocaran “Un lloc per créixer”, pero en solitario seguro que no caerá. Cuervo empuña su guitarra verde y toca y canta “Aire” y “Planetes”, suenan bien, le ayudamos en los coros, desafina que es un amor, por eso le queremos, y se nota que le faltan los redobles de Albert a la batería, nos faltan a todos, y por fin, en “Animales”, el baterista de VLIVM salta al escenario y agarra las baquetas, y no es la versión épica de “Animales” a la que estamos acostumbrados, con el final furioso en un loop de guitarras y Cuervo aporreando la batería junto a Albert, u, hoy, Blai Subirats, pero ese poco de épica y de furia sacia nuestras ganas de verles una vez más. La última, “Gegants”.
“Otra noche de fiesta en el Hi Jauh! los taxis vienen y se van, ya no quedan gatos en el portal” cantarían Las Ruinas. Nadie va o viene en taxi, en verdad, nos vamos a casa en metro, línea amarilla, “tornant cap a casa, somriure a la cara”, aunque no la hayan cantado los Retirada!.

Andrea Farré Sahún, 14 de novembre de 2017

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