sábado, 10 de marzo de 2012

M83

Cuando por Almogàvers te encuentras reventas y camiseteros es que el concierto en Razz es gordo. Ayer había de los dos, aunque más de los segundos que de los primeros.
Al telonero, Porcelain Raft, llegamos empezado; hombre osquesta moderno, lo mismo tocaba guitarra que pandereta mientras se sacudía sobre un teclado, o portátil (lo que fuera que fuese, no me fijé) Gustó bastante, no solo a mí, y no solo por lo guapetón.
No empezamos con muy buen pie, puesto que la primera canción, Intro si no me equivoco, nos pilló haciendo cola en la barra para pillar unas cervezas. Volver a nuestro sitio, a solo tres metros, implicó abrirse camino entre no poca gente. El Razz estaba petado, 2300 personas han dicho en las noticias.
Primer contratiempo superado, pude disfrutar de más de la mitad de la canción, que mira que me gusta. La siguiente pudo ser Reunion, lo que sé seguro es que la tercera fue Graveyard Girl y si yo fuera como todos los que solo conocían el hit me podría haber ido ya. Porque esta es mi hit.

No conozco suficiente su cancionero como para hacer el setlist completo, ni falta que hace, pero diría que sonaron Train to Pluton, Claudia Lewis, New Map, Steve McQueen, Wait (y aquí hubiera sacado el AK-47, panda de cretinos hablando a voces en una canción que es una delicia delicada) y sé que no sonó Raconte-moi une histoire que no le culpo, es otra delicia delicada difícil de llevar al directo (¡¡la niña!! he investigado un poco, Zelly Boo es la hija del productor). A Anthony Gonzalez le acompañaban unos cuantos músicos sobre el escenario, hombres y mujer orquesta también, intercambiando instrumentos.
Si, obvio, claro que tocaron Midnight City, pero a mi me pilló en el baño (lo de la primera canción era un presagio). Baño que estaba atestado de niñas cuando llegué, y que a la que oyeron los primeros ti-tu-ruru empezaron a chillar como si hubieran visto una araña gigante y salieron en desbandada. Cuando salí de mi cubículo aquello estaba desierto, con trozos de papel higiénico flotando aún en el aire.
Había transcurrido poco más de tres cuartos de hora, aquello ya olía a final y parece que al más puro efecto "Oh Mandy - Spinto Band" mucha gente se fue tras el hit. Aun tocaron media hora más, pero ya los vi desde la barrera. Ganas de verles otra vez, en el primavera, con espacio para bailar y sin cansancio de viernes.
Público: variado. Modernos, perroflautas, pijos, guiris, guarretes que no habían pasado por la ducha, jovenzuelos, puretillas... Vamos, que yo bailaba al modo indie, mueve los hombros mientras sacudes la cabeza asintiendo, y delante tenía a uno bailando al modo rapero, gesticulando con las manos.

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