sábado, 1 de junio de 2019

Primavera Sound 2019 - viernes

Un viernes de primavera que empieza entrando justo detrás de mi querida Ana sin haber quedado. Un buen augurio. Tenía intención de llegar a Lucy Dacus y de allí pasarme a Snail Mail pero el infierno está lleno de buenas intenciones. Que estas crónicas no se escriben solas. Llegué para ver a Pond ya empezados, petando un adidas soleado y aireado. Me gustaron más de lo que esperaba, versión del “Ray of Light” de Madonna incluida. Siguiente parada en la ruta, Beak>. Palabras mayores. Muy mayores. Capas y capas de bucles sonoros hipnóticos. Me tuvieron una hora revalidando mi bio de tuiter. Solapaban con Julia Holter y Kurt Vile y ahora sé que no pude elegir mejor. Escuchadlos, vedlos en directo.
De vuelta al adidas, vemos a Fucked Up desde el lateral, bien pero sin alardes. De vuelta al primavera, ¿cuántas veces subí y bajé ayer las escaleras de la fotovoltaica? para Jawbreaker, grupo del que no conocía nada y cuya propuesta rockera basta para que vea el concierto casi entero mientras ceno y saludo a unos y otros y hay desbandadas hacia Janelle Monae y yo me desbando al final a ver a las Chai, unas japonesas que vestían todas igual y gritaban todas igual con un tono estridente rompe copas de cristal y que guitarreaban de lo lindo e hicieron un par de versiones, la que más me gustó no la recuerdo, cosas del directo, y la otra de Abba, y no podía parar de reir, con ellas, y reir es un criterio que no suelo usar para valorar un concierto. Que si lo hubiera visto entero quizá no me habrían gustado tanto, pero esos diez quince minutos fueron una fiesta.
Esperamos a Aldous sentados en el suelo del pitchfork, asfalto recalentado y limpio, qué bien que por fin hay vasos reciclables y no hay la marea de vasos de plástico de los que buena parte, en esos escenarios, acababan en el mar. En mis horarios Aldous Harding tenía que haber salido a las 22:40, en la app vemos que a las 23:05. Quince minutos sentada esperándola fue todo el rato que estuve sentada ayer. Así tengo los pies, reclamando amputación. 
Aldous. Madre mía, madre mía. La primera canción la tocó con la banda, un tema folkie y animado, y en la segunda va la tía y se sienta en un taburete y nos toca una canción acústica, ella sola, y tienes que ser inmensamente buena para que la gente alrededor se vaya callando, o yendo, pero esl grueso resistió, yo resistí, decidí meterme en el concierto, intuí que si me metía podría ser uno de los directos del día, y buff, vaya si lo fue. El susto que nos pegó con un subidón vocal a las tres que nos quedamos extasiadas todo el concierto fue de lo mejor que me (¿nos, Cris del hilo sin hilo? què hi dius?) pasó ayer. Qué locura. Sublime.


En cuanto terminó, sacrifico Low, que los vi en octubre y dudo que en un festival aquello se pueda mejorar, para volver al adidas a Amyl and the Sniffers. Pasar del éxtasis hipnótico a los saltos punk en menos de cinco minutos, esa es la grandeza de un festival. Qué actitud, qué jefaza Amyl, qué buenos los chicos, qué todo.


La siguiente parada es Kate Tempest. No le presto la atención que merece. Porque para disfrutarla hay que estar atenta a las letras, y a estas horas y desde el lateral del rayban, es complicado. En alguna canción me meto, pero no soy la única que no entra y hay desbandada general, en distintas direcciones. La mía, team Robyn. El mismo team que vimos a Lorde el año pasado más Mireia jefaza Pería. Nos quedamos en el mismo sitio, entre los dos escenarios, viendo el concierto por las pantallas, viendo a Robyn de rojo contra un escenario en blanco y negro, magnífica escenografía, y bailando lo más grande. Momentazo cuando empezó aimindecorneruachinyuquisjer y se calló y paró la banda para que solo se nos oyera desafinar al respetable, y luego parecía que no la volvía a arrancar, “dale Robyn, que esta es la segunda canción más esperada del día tras “Call me maybe””, Mireia dixit, y sí, la arrancó y yo estoy muy mayor para dar tantos saltos y tantas vueltas con los brazos en molinete, suerte que solo es un concierto por Primavera. #teamRobyn forever. 
Vamos hacia donde está Tim Burguess pinchando, llegamos y hey boy, hey girl, superstar dj, es 1998, a favor. Pincha guay pero el teamRobyn se va a dormir y yo me voy con el otro team, que están viendo a Kokoshca plays Las Grecas con el indie patrio como las ídem, pero allí dentro hace un calor insoportable y huele regular tirando a mal, así que me piro. Son casi las cuatro, pillamos la última de Mura Masa, nos aburrimos con Peggy Lou. En cuanto llega el equipo de Kokoshca y se hacen las cuatro y cuarenta nos piramos.

A ver a quién me encuentro hoy al llegar. 

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