miércoles, 24 de noviembre de 2010

The National:sobre guindas y pasteles.

Una guinda corona un pastel y le da un toque estético que resalta el conjunto y lo hace más atractivo.Si estás en París ya tienes un pastel majestuoso e imperial.Un monumento elegante y eterno,de avenidas interminables,calles intrincadas en colinas entrañables,con su "bicing" de aspecto retrofuturista...
The National tocando en el Olympia es una guinda magnífica.Su puesta en escena sobria y elegante (menos es más,no hay que recurrir a épicas canadienses salvadoras del mundo) resaltaba su grandeza,simples proyecciones individuales en blanco y negro granulado fueron suficientes para ello.Del resto se encargaron dos duendecillos guitarreros creando atmósferas de ligera distorsión sobre las que navegaba una intensa voz regada en vino,todos apoyados en la impecable base rítmica de los hermanos menos guapos del grupo y aderezados con una efectiva mini sección de vientos (trompeta con gorra y trombón modernillo).
¿Cúal fue el problema?que The National podría haber sido el pastel y no la guinda.Y no lo fueron porque su setlist fue,cuando menos,discutible y el orden de las canciones escogidas no permitió ese "crescendo" que te atrapa,te hechiza y te deja sin una gota de energía al final,exhausto pero feliz.Quizás fue el apagado público parisino,que no retroalimentó lo que sucedía sobre el escenario,desluciendo un concierto de factura casi impecable y marco incomparable...
París bien vale una misa,pero su público no.

2 comentarios:

Gwen Stacy dijo...

Otro orden de canciones en busca del crescendo hubiera estado bien, te doy la razón, pero no sé si podemos andarnos con tantas exigencias.
Pero con otro público aquello se hunde, garantizado.

el inquilino comunista dijo...

Qui paga,mana,no?jajajajaja!!
A més de 15 euros per veure un concert (qualsevol) ja es pot exigir,jeje!