¿Que nos jugamos en China?

Nos jugamos el modelo europeo del estado del bienestar, nos jugamos los derechos humanos, los laborales, los medioambientales. Nos jugamos la democracia y la salud de Boyscout.

Llegan al fin los juegos olímpicos, uno de los más vergonzosos de la historia, quizá al nivel de Berlín en el 1936. Y también uno de los más politizados, sobretodo por la alergia de los organizadores a la democracia.

No puedo decir que me alegre de estos juegos en un país que tiene la medalla de oro en condenas a muerte, que no respeta ningún tipo de derecho individual, que censura hasta a los periodistas acreditados, que reprime a los tibetanos, que contamina todo lo contaminable. Un país que quiere ser el nuevo imperio y quiere además que les queramos. Un país de oligarcas corruptos del Partido Comunista Chino, mientras la mayoría de la población sigue muriendose de hambre.

Ayer ya hubo la primera acción de protesta, espero sinceramente que haya muchas más, a poder ser en la inauguración. Me de pena que el gobierno de mi país diga a los deportistas que no pueden hacer ninguna declaración sobre política, que esté allí mi alcalde aplaudiendo lo inaplaudible.

Y todo esto gracias a nuestro queridisimo Juan Antonio Samaranch, famoso por ser expresidente de la Caixa, exfranquista de profesión y exputero por afición (decían que en su juventud tenía multitud de mantenidas en Barcelona). Este caballero ha conseguido que los JJOO sea un simple negocio, y del espiritu olímpico poco queda ya. El deporte profesional no es deporte.

Y lo siento por los chinos, por los del todo a 100 y por los de los restaurantes que son muy simpáticos y amables.