domingo, 15 de junio de 2014

Señoras que van al Sónar

Mi primera asistencia al Sónar bien merece una entrada. Aunque fuera al de día. 
Vaya por delante que el grupo que más me gustó fue Whomadewho, que es un grupo con guitarra, bajo y batería. Aunque lo pasé bomba con Kid Koala, un chaval muy simpático pinchando con tres platos. Pero por partes. 

Llevaba días rumiándolo, que estaría ir bien alguna vez. Por verlo. Para poder hablar/criticar con conocimiento de causa. El jueves me pinté las uñas y me entraron unas ganas locas. Me decidí y compré la entrada el viernes a las dos. La idea, ir con los Slim, que llevan lustros asistiendo y en los últimos años se han especializado en el sábado-día. 

Así que ayer sábado, a las doce, bajo la torre veneciana de la izquierda, como siempre. El plan es llegar pronto, pasear por la feria, ver las instalaciones artísticas, salir a comer, y pasar la tarde hasta que nos echen. Dit i fet. 

¿Modelito? De mamarracha excéntrica no me voy a disfrazar, que no me disfrazo ni en carnaval. Estuve unos 10-15 minutos probándome vestidos y faldas para aceptar que, o bien con los tres kilos que he cogido no me entran, o bien los que me entran no son muy de sónar. Pantalón fresco y blusa que podría llevar al trabajo (que llevaré al trabajo) y a petarlo. #señorasquevanalsónar

A las doce y veinte ya estábamos dentro. No entraba tan pronto a un festival desde Escalarre'96. Las Maris llegarán más tarde. Coger programa, confirmar horarios, primera cerveza. Rayo-60 hace sus cosas con maquinitas, una especia de maraca-sonajero y su garganta emitiendo sonidos de agua yéndose por el desagüe. Una de las canciones diría que usa una base de Sigur Rós, o se le parece mucho. Está bien, pero nos movemos. 

Entramos en una instalación en el SónarPLANTA, unidisplay de Carsten Nicolai. Una pantalla audiovisual gigante y alucinante. Lo mejor de todo, estamos un rato solos. Fotitos, explicaciones del ingeniero referentes a las senoides, y al sol. 



Esto es una senoide.



Nos hacemos foto tonta disfrazados. Vamos a la feria, paseo sin más. 

Vallès se encargan de poner música un buen rato y le dan fuerte a los beats. Los más animados, o que vienen de empalmada, bailan. 

Nos hacemos una foto molona. 



Salimos a comer y a la vuelta entramos al SónarHall a Roll the Dice, que los había escuchado y parecían tranquilos y bien, pero estaban metiendo una tralla no apta para cuerpo-mentes en digestión. 

Probamos a subir a Despacio, la historia de James Murphy + 2ManyDJs. Hay cola, nada grave, pero arriba está hasta la bola, hace calor, y aunque lo que están haciendo, ¿escondidos? es molón, aquello parecen las cuatro de la mañana en una discoteca en lo mejor de la sesión, la incomodidad física nos saca de allí. 

Casi ya es la hora de Neneh Cherry y allá vamos. Al SónarHall de nuevo. Cuatro canciones vi. Porque canta muy bien y las canciones eran chulas, pero tranquis, y yo había ido por el jiji jaja. Me planteé quedarme sola pero no me estaba enganchando tanto. Así que a las cinco y media, para fuera. 

Kid Koala. Qué grande. El pavo con un disfraz de koala en el que no sé qué temperatura alcanzaba y sin parar de dar saltos y correr entre la mesa con tres platos y dónde tuviera los discos. Con tres bailarinas cabareteras animando algunas canciones. Bajando al público con un cacharrito en las manos. Lanzando matasuegras. Organizando concursos de matasuegras con algunos del público que se atrevieron a subir a hacer el ridículo. Un espectáculo divertidísimo y bailongo. 

En cuanto acaba entramos en el SónarDôme, el otro recinto cerrado que nos faltaba, a Dâm-Funk, recomendado por otros artistas. Bueno, pues qué quieres que te diga, igual me fui muy pronto (dos temas), o ya me perdonaréis la ignorancia, pero a mí me pareció que estaba poniendo canciones, soul del bueno, sí, pero vaya, ¿sin mezclar? ¿sin nada? En teoría era “live” y no “dj”. Decepción. Para fuera. 

Y para dentro. Audion en el SónarHall. Technaco del bueno, trotón. Allí nos quedamos un buen rato. 

En las idas y venidas, DJ2D2 en el SónarVillage para que tú lo bailes. 

Son ya las siete y media de la tarde, y bien. Empiezan Whomadewho y mejor. No pretendo engañar a nadie. La electrónica es lo mío sólo a ratos, o mezclada con instrumentos, o en propuestas muy concretas. Dame guitarras, bajos y batería y unos tipos tocando canciones. Eso eran Whomadewho. Que las canciones tienen ritmo bailón, bailemos. Satisfaction, el jit y la única que (re)conozco, tocada con unos graves gordacos y el público coreando y levantando brazos. 

Allí nos quedamos, al fresco, con DJ Harvey que ni chicha ni limoná y hablo por mí, los Slims y las Maris disfrutaron y se quedaron con ganas de más, hasta que pasadas las nueve y media nos echaron. 

Lo mejor: ¡es un festival! El césped-moqueta, las barras, rápidas, el público, majo, el ambiente casi de feria de pueblo (matadme), el transitar de acá para allá, el vestuario de la gente. 

Lo peor: los policlines bajo techo, su inconfundible hedor reconcentrado, y que sólo haya un escenario al aire libre, a la electrónica le van los sitios cerrados y oscuros y la solana puede ser implacable, pero prefiero que me despeine la brisa. 

Lo que queda: ganas de haber visto algunas de las cosas que había por la noche este año: Lykke Li, Robyn, Caribou y Chic (los que más) y Massive Attack (los que menos porque ya los gocé en los 90) y ganas de, quizá, probar el Sónar de noche el año que viene y ver sus gremlins. 

1 comentario:

Nicolás Díaz dijo...

Pues hoy ya aprendí qué es una senoide, no se me fue el día en blanco.