El concierto de diciembre estuvo mucho mejor, y eso que entonces no les había oído nunca. Ayer solo se salvaron las antiguas. Las otras provocaron bostezos, cabreos, frases memorables ("¿y qué decir de Unamuno?") y, sí, lo habéis adivinado, un pedo considerable en todos los que fuimos.
¡Si hasta reclamamos la presencia de Graham! Para luego cagarnos en él en su sesión sixties, y yo, personalmente, perdonarle todo cuando puso Raveonettes y Charlatans.
Buen calentamiento para lo que nos espera en el Primavera. Amagos de pogo y locura colectiva. Diez treintañeros dando saltos desquiciados deben asustar un poco.
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3 comentarios:
jajaja! pues ya verás cuando seamos cuarentañeros
y la masterclass de boyscout!!!!
Uy, el Boyscout cuando ya decía que se iba a casa, que no podía más, empezó a dar unos saltos que ni en una clase de aerobic!
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