Era periapismo genital, los vasos sanguíneos de su polla seguían absorbiendo sangre del resto del cuerpo pero tenían serias dificultades para poder drenarla fuera, esa fue la prescripción facultativa, la única solución, amputación, a riesgo de que su propia polla acabara asesinándolo.
Y allí estaba, entre sus piernas, la gran codiciosa que poco a poco acabaría consumiendo el total de sus recursos energéticos, nunca habría podido imaginar algo parecido, un órgano especulando con el resto del cuerpo, adquiriendo terreno a pie de costa, preparando para urbanizar, dibujando calles muertas con salidas de luz y farolas amontonadas la espera de nuevos inquilinos, un asalto a la tiranía del cerebro, apoderándose de lo único que siempre ha querido, leucocitos y plaquetas, una revolución eréctil, desde principios de siglo no se había visto una lucha más despiadada por el control de los recursos.
4 comentarios:
Sólo de leerlo ya me duele...
Se dice priapismo.
yo ni idea, eso diselo al google!
joder nena, también lleváis en amgen estudios sobre las pollas duras?
Lo de priapismo lo aprendí hace años, ni había estudiado farmacia, en un libro de Quim Monzó, "La magnitud de la tragedía", donde un hombre era aquejado de esa enfermedad...
Publicar un comentario