El otro día me pregunté si mi sobrino (8 años) estaría
viendo algo de las olimpiadas. Tengo pendiente preguntarle a mi hermano, de
hecho.
La cuestión es que yo, con menos de 8 años, recuerdo haber
visto algo de las olimpiadas de Moscú. Algo. Al osito Misha por lo menos.
Claramente recuerdo haber visto las de Los Angeles, en el
84. Con 11 años por cumplir. Mi hermano mediano dice recordar perfectamente la
ceremonia de inauguración. Recuerdo estar sentada en lo que entonces era el “salón”
de mi casa, una habitación estrecha y oscura, muy fresca en verano, con un
banco de madera a cada lado y una chimenea en medio. La tele, no sé si ya era
la Blaupunkt de color que aún funciona o la primera que compró mi abuelo, en
blanco y negro, que duró más de 15 años, al final del banco de la derecha. Mis
hermanos y yo incómodamente sentados en aquellos bancos de madera, viendo
atletismo mayormente. Carl Lewis (Leuis le llamábamos todos, ahora no os hagáis
los listillos) arrasando en las pruebas de velocidad. De los españoles, el
bronce de José Manuel Abascal en el “milqui” y la plata del baloncesto,
denostada siempre por la ausencia de los rusos.
Después vinieron otras olimpiadas, unas las seguí más, otras
menos, pero siempre me han gustado. Quizá porque desde bien pequeña me
inculcaron, de alguna forma, el espíritu olímpico, en aquellas olimpiadasinfantiles que Don Paco organizaba cada año en el colegio.
Durante 15 días el mundo se queda alelado viendo gesta
deportiva tras otra. Sigo aquellos deportes en los que participa España, pero
también otros en los que no tenemos presencia, o no en las finales, y me
emociono con esos atletas que no pueden creer que han ganado la primera medalla
olímpica para su país (Erick Barrondo en los 20km marcha), o que se echan a
llorar como niños en el podio (el vallista dominicano Félix Sánchez). Alucino
con las piruetas de los gimnastas, con la velocidad en la piscina de los
nadadores, con los saltos de trampolín.
Durante 15 días al año hay algo más que fútbol, coches y
motos, y yo lo celebro.
2 comentarios:
Pero qué manía con el futbol!!!! Que la culpa es de los medios y el negocio, no del deporte!
Tu ets el que diu "invents mediàtics no"?? Pues eso :-P
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