Hubo una época en que salía con una chica de esas bohemia-pija de Madrid. Tenía ella una amiga ilustradora que vivía en un pisazo junto al teatro real. A veces ibamos a cenar o a tomar algo. Yo no era de ese mundo. Les parecía exótico - o aburrido simplemente -que fuera ingeniero y que hiciera trenes.
Había en ese grupo muchos porros, mucho complacencia y peloteo innecesario del rollo tu-eres-el-mejor. Quizá esta gente necesita ese apoyo incondicional de sus amigos. Gente por otro lado de esa que siempre cae de pie, y que el día que les vaya mal siempre podrá encontrar un puesto de capataz en la empresa de papa.
Con el tiempo olvidé a esa a chica y a sus amigos, pero me enteré que ese piso era de la hija de Vargas Llosa y que su padre vivía justo encima. Recuerdo que a veces le robamos el wifi a Mario para entrar en internet. Esa ha sido toda mi relación con el flamante premio nobel de literatura 2010. Un escritor que siempre me ha apasionado como escritor y que a menudo me repugna como opinador. Unos de los grandes del boom de la literatura latinoamericana de los 70. Felicidades Mario, te lo mereces con creces.
6 comentarios:
Suscribo el segundo párrafo y la última frase del post. Gran escritor, personaje cortesano cuestionable...pero felicidades!
Rayuelo, también soy de tú opinión, grande como escritor el resto.. no es santo de mi devoción.
Pero me alegro mucho por este premio Nobel, que se lo merecía, a mi humilde entender,incuestionable.
PD: No soporto la complacencia y menos aún la auto-complacencia, te hace muy pequeñito y no aporta nada bueno.
El primer libro suyo que leí fue "La guerra del fin de mundo", un ejemplar que se había comprado mi madre un verano de playa de los 80 para poder olvidarse de nosotros a ratos.
Me encantó pero no me cuadraba nada lo que contaba el libro con los artículos que leía de él.
Lo siento, al rectificar tu post, Rayuelo, tengo que rectificar mi comentario: suscribo el segundo párrafo y la antepenúltima frase del tercero:-)
Uno de mis autores preferidos. Sus historias me envuelven completamente y me hacen olvidar el escritor cuestionable en algunas (para mi no todas) de sus opiniones.
Inolvidables libros como La Fiesta del Chivo o Lituma en los Andes.
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