Lori Meyers

Conciertazo.
Vencí el cansancio y llegué tarde, no vi a Les Philippes. Pero Lori Meyers aun probaban sonido, así que pude charlar tranquilamente con la primera cerveza.
Empezaron con tres o cuatro canciones del último álbum, que confieso desconocer por completo.
Sonaba bien, pero ni frío ni calor.
Pero el calor y el karaoke llegaron con "Mujer esponja", del primer álbum. El "presi", desatado y cantando como los jovenzuelos (más jovenzuelas) que poblaban la pista. La cosa se animaba.
Llevaban un batería y un guitarra adicionales. Alguna canción más y se arranca a cantar el guitarra del flequillo más pop y el resto del grupo hace coros, y entre una cosa y otra (otra son las tres guitarras) no puedo evitar pensar en Teenage. Le sigue “Ham’a’cuckoo”. Me acabo de dar cuenta de que podría ser un juego de palabras con “I’m a cuckoo” de Belle & Sebastián. Si soy la última de la tierra que se ha enterado, perdonad mi lentitud. Lo de “jamacuco” siempre ha sido obvio. Le sigue otra en la línea Teenage más evidente y luego “Tokio ya no nos quiere”. En las cuatro canciones la gente canta, baila y salta, y yo ya tengo una sonrisa puesta que aun me dura hoy. Cae alguna de Hostal Pimodan (no la que dio título al álbum), “Dilema”, “L.A.”, y a la hora escasa de haber empezado dicen adiós. La sala se hunde con la ovación que los reclama de vuelta al escenario.
Bis clásico de tres canciones, amagando con cerrar con “La pequeña muerte”, una de mis favoritas, con final “Hey Jude”. Pero el grupo que tenemos al lado canta a gritos “Si me vuelves a mirar, yo te partiré la cara…”. Cafeína también la reclama “¿y el jit? ¿no van a tocar el jit?”
Pues sí, salen y hacen un tris de dos canciones, la primera, “La caza” de Juan y Junior (la del “yo te quiero, quiero… ver que luchas por mi amor… laralalá”), y la última, y esta vez sí, “Viaje de estudios”. A cantar y saltar todos.
Conclusión unánime: conciertazo. No sé cómo sonará el disco, pero en directo son grandes, como dijo Rayuelo, casi casi como The Sunday Drivers. Fue de menos a más, y el más fue soberbio.