Salgo del taxi y huele a frito. Hay pijos medio borrachos recien salidos del trabajo. Por las calles encuentras asistentas sudamericanas vestidas a lo Florinda Chico.
Las borracheras se alargan hasta el mediodía o más. En una cafetería, a las 11 de la mañana tres trentañeros beben un cubata en una copa de brandy, reflexionan sobre películas de ciencia ficción, cantan canciones de Loquillo y defienden a Yoko Ono.
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