¡Son el mejor grupo del mundo!
Esta crónica empieza el día de octubre que vi, en el instagram de Sergio Vinadé, una foto de las entradas de papel, a la antigua, del concierto de Teenage Fanclub en Zaragoza.
Acababan de anunciar gira, y ya que no venían a Barcelona, supusimos, acertadamente, que estarían en el cartel del primavera, tocaba desplazarse para verles en sala. Zaragoza, Bilbao o Madrid. Madrid se postulaba como primera opción porque sí, pero la Riviera, uff. Bilbao siempre mola, podía ser excusa para finde allí, pero a Zaragoza podíamos ir en tren en un plis, y esas entradas… Pero, ¿cómo conseguirlas? Había un par de opciones, y tiré por la calle de en medio: tuit a Sergio Vinadé preguntándole cómo comprarlas. Me respondió al día siguiente, escríbeme aquí (una dirección de email) y te las enviamos. ¿En serio? ¿Se puede ser más majo? ¡Ay, qué nervios!
Cuatro emails más tarde la transferencia estaba hecha y él me aseguraba que las entradas salían el lunes. Tal cual, sin esperar confirmación del banco, ni nada, el miércoles de la semana siguiente las tenía en el buzón. Tan bonitas. Números 0009 y 0010.
¿La compañera de odisea? L., formerly known as Baronesa, fan irredenta de los Teenage, más que yo, probablemente.
Meses después, el día llegó. Ayer. Tren a media tarde. Paseo por el Pilar, asomarse a ver el Ebro, entrar en un restaurante con barra de tapas y comerse unos croquetones de morirse y un canelón de gallina trufada que cómo ha cambiado el cuento desde el bocata guarro frente a Zeleste.
El hotel estaba convenientemente situado a 3 minutos escasos de la Sala Oasis, llegamos con Beach Beach empezados, pero no mucho, y la sala casi vacía. Tan vacía que en cuanto acabaron Beach Beach en dos movimientos nos habíamos situado en una casi primera fila centrada derecha de ensueño. Con un señor al lado que es el contable de tu tía, con su mujer funcionaria de la Chunta, que inexplicablemente estaban en el mejor lugar de la sala para mirar extrañados, hacer fotos y grabar vídeos, no moverse nada y desaparecer en los bises. El discreto misterio de las ciudades de provincias.
Salieron con diez minutos de retraso, mientras su crew terminaba de afinar pedales y colocar guitarras y setlists. Avisté la primera canción, Start again. De no haber sabido que estaban empezando muchos conciertos de esta gira con ella, no hubiera puesto la mano en el fuego, pero así cualquiera. La segunda era de una sola palabra, ¿sería Radio?
Poco duró la intriga, la primera fue Start again, y “even though it's complicated, we've got time to start again, I don't know if you can hear me”. La sonrisa de Norman Blake al ver las nuestras, impagable. Entonces el punteo de guitarra que precede la explosión y creo que le clavé las uñas en el hombro a L., la emoción, “Did you know when I was young, I’d paint my face with the latest craze… love to hear your song, on the radio”. ¿Sabéis porque esta canción es una de mis preferidas? Porque al poco de volver de Madrid acabamos una noche de Mond en casa de Boyscout, que entonces era Mikrobio, y a las seis y pico de la mañana él o Juan la pusieron en el equipo de música y yo empecé a dar saltos de alegría porque me flipa la canción pero sobre todo por descubrir que ese grupo que tanto me gustaba también gustaba a mis nuevos amigos. Había conocido a TFC en 1993 y era 2002, y en todo ese tiempo sólo había conocido a una persona que le gustaran, la que me los descubrió. Batallitas. Ya paro.
Hold on, presentan disco y hay que tocar las nuevas, y por qué no, algunas son maravillosas.
No voy a contar qué pasó canción por canción, tranquilos, no me da la memoria para tanto. Recuerdo explosiones de júbilo entre el público en I don’t want control of you; karaokes en Verisimilitude o Ain’t that enough, cualquiera de Grand Prix o Songs from Northern Britain, de hecho; mis saltos batusi en About you, que a mi edad aún sea capaz de sacar una cabeza por encima de la gente en un salto en el sitio tiene mérito; “medios tiempos” maravillosos, como Dumb dumb dumb, o It’s all in my mind; I’m in love, el regreso pletórico; la sonrisa de Norman Blake, constante.
Fui haciendo el setlist a mi manera, así que sabía que llevaban 19 canciones cuando se fueron, para volver con 3 bises como tres soles. I was beatiful, Star sign y Everything flows. De Star Sign había compartido vídeo en twitter hacía tres días, lucían pelazo, y Everything flows confieso que no la ubicaba. Conocerla sí, pero hasta que hoy he visto que es un EP del 94, no la tenía en órbita. Ahora necesito ese EP, claro.
Volvería a verlos hoy en Madrid y mañana en Bilbao, me tendré que conformar con mordor en el primavera.
El setlist, conseguido por L. Las fotos del concierto también son suyas, que su móvil es mejor :)
Mi cuenta de las canciones por disco, la dejo ya que la he hecho.
Bandwagonesque (1991): 2
Thirteen (1993): 1
Everything flows (1994): 1
Grand Prix (1995): 4
Songs (1997): 4
Howdy! (2000): 3
Man-made (2005): 1
Shadows (2010): 0
Here (2016): 6
3 comentarios:
Lo son. Y hubiera merecido la pena el doblete o el triplete. De hecho se me ha pasado por la cabeza cuando he parado en Madrid esta mañana. Too late.
Sold-out en Madrid y Bilbao, too too late!
Siempre nos quedará Mordor!
Everything Flows es del Catholic Education, no? Mi canción favorita ever de los TFC ❤
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