Fantástico documental, sin apenas canciones de los Kings of Leon, con imágenes de sus conciertos o en estudios de grabación muy limitadas, la trama se sustenta en la reunión anual de la familia Followill (y la rama Brown) en Talihina, un agujero perdido en Oklahoma.
La familia, desde el abuelo Leon que dio nombre al grupo, a un hatajo de tíos a cual más desdentado, primos chungos y por supuesto, los padres, dan testimonio de cómo eran y cómo son. La madre es tremenda: cuenta cómo al pequeño Nathan le entró el Espíritu Santo y empezó a hablar en lenguas extrañas como si fuera lo más normal del mundo (de hecho, para ella lo es, les ha pasado a los tres niños más de una vez), casi con lágrimas en los ojos.
De lo mejor, y hay muchas perlas, la mezcla de imágenes de las ceremonias de "avivamiento", o algo así, de la iglesia pentecostal (lo de que les entra el Espíritu Santo) con unas de ellos tocando a muerte en lo que parece un ensayo: los movimientos espásticos de unos y otros son los mismos.
En la categoría de entrañable: las imágenes de ellos de pequeños.
En lo musical, enterarte de que Caleb (que de pequeño quería ser predicador, se lo sacó de la cabeza para no ser lo pobres que fueron ellos) y Nathan (Nate para la familia) grabaron una canción patética rollo gospel con quince años, y de que Jared y el primo Mathew se unieron al grupo sin saber tocar. Verles pelear por un solo de guitarra, y la magnífica bronca que le clava Nathan a Caleb por engreído e irresponsable (se le fastidiaba la voz).
Reina el caos temporal, pero por los pelos que llevan te sitúas.
No es un documental sobre grupo de música al uso. A veces se echa de menos más información sobre los discos, el proceso creativo, imágenes de conciertos. Pero es que aquí los protagonistas son Talihina y su familia de auténticos rednecks sureños. Y pentecostales. Que no sé qué es peor.
Si se os pone delante, no lo dejéis pasar. Vale la pena.
3 comentarios:
Cuánto chico guapo!! este documental me lo compro me ha encantado!!!
Por cierto ahora no sé si la niña del exorcista estaba poseída por el Espíritu Santo o el demonio. La Iglesia de Pentecostés ha hecho que me plantee este misterio...se lo preguntaré a Iker...
jajajaja Iker Jiménez lo sabe!
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