martes, 17 de agosto de 2010

The Pains of Being Pure at Heart + Odio París


La costumbre de los del Sidecar de abrir puertas media hora más tarde de la de inicio del concierto (o más) empieza a tocar las narices. Solo he ido dos veces este año, en la primera, Tallest Man on Earth en abril, abrieron (¡abrieron puertas! el concierto ya ni recuerdo con cuánto retraso empezó) a las 11 cuando en la entrada ponía que el concierto empezaba a las 10. Pero era sábado.
Ayer, tres cuartos de lo mismo. De hora de retraso, vaya. Se suponía aquello empezaba a las 10 (los teloneros) y nos dejaron entrar a partir de las 10:45. Odio París empezaron pasadas las 11 y los Pains, a las 11:45. De un lunes. Previo a un martes laboral para muchos. ¿Por qué cuento todo esto? Porque estas esperas por la cara lo único que consiguen es cabrear y cansar al personal. No se genera expectación, se genera mala leche y ganas de que no salgan a hacer bises (efecto "si me queréis irsen"). Por no hablar del taxi, etc. Muy mal.

Odio París, en cambio, muy bien. Nadie había tenido tiempo o ganas de echarles una escucha, y fueron una grata sorpresa, al menos para el Inquilino y para mí. Alguien (que lee jenesaispop) los describió como mezcla entre los propios Pains y los Planetas, a lo que Inquilino dijo que vaya, íbamos a ver el mismo concierto dos veces. Ya les hubiera gustado a los Pains. Bueno, igual me he pasado. Por partes.

En efecto, Odio París recuerdan a los Planetas, y a los Pains los recuerdan porque estos saben a primeros noventas, a distorsión y melodía y cabeceos shoegazers. Y porque tienen una asiática en sus filas. Si las letras de Odio París sonrojaron a alguna (yo ni me fijé), la música me sacudió. Retrocedimos diez o quince años en el tiempo, y por un momento hasta me pude creer la ilusión de tener la misma edad que los que estaban sobre el escenario. Sonaron muy bien, arrolladores, mucho mejor que los Pains (¿de qué grupo era el técnico de sonido?) y arrancaron aplausos sinceros al público.

Los Pains. En fin. Una de cal y una de arena. Empezar con "This love is fucking right" tan mal tocada y cantada no era el mejor de los augurios, menos cuando llevas dos horas de plantón esperando eso, su primera canción. Si no me equivoco siguieron con "Come Saturday" y la cosa mejoró un poco por los coros de los fans, no por mérito de ellos. Ayayay. Iban hacia el desastre cuando atacaron "Yound adult fiction" y esta sí, la tocaron como se merece. De ahí al final que llegó en cuarenta minutos, altibajos. Las canciones que conocía menos fueron las que más me gustaron, quizá por no poder apreciar si la estaban tocando bien o mal.

Remontaron al final, con un par de temas en los que consiguieron el muro de guitarras que tan poco pareció costarles a Odio París, pero en general mi impresión fue que el disco les viene grande. Las estrecheces de Sidecar, el retraso y estar pensando que tienes que levantarte a las siete les ayudaron poco, es verdad. Pero falta rodaje, falta tener que esforzarse para ganarse al público. Pero con el discazo que tienen, les concederé otra oportunidad. En un festival. Si no coinciden.

1 comentario:

el inquilino comunista dijo...

El problema es que aquí encumbramos a categoría de semi estrellas a grupos que en realidad están empezando y luego pasa lo que pasa,que no acaban de pasar la prueba del directo.
Y sí,lo del (mal)trato al público del Sidecar (y las salas y promotores de conciertos en general) es de juzgado de guardia....dónde está el libro de reclamaciones?