viernes, 7 de diciembre de 2007

Geometrías dispares

Lo que le sucedía no era que lo que le pasara no fuera normal, sinó que lo que las cosas que les ocurrían a los demás, los típicos sucesos considerados normales y lo más común del mundo, a él no le pasaban.
Aunque creía que la "normalidad" era una convención más bien estadística, totalmente arbitraria y que, de una forma u otra, realmente nadie podía ser "normal" en su totalidad, entristeció al darse cuenta de que, por una parte, no le importaba no formar parte de esa masa aceptada socialmente como "normal"; pero, por otra, envidiaba algunos de esos pequeños y típicos sucesos ordinarios para el resto, pero insólitos, incluso milagrosos para él.
Un día se despertó, y su angustia fue tal que acabó por ir al médico. Le recetó las famosas pastillitas, como solución, le dijo el doctor. Él no acaba de creerle, yo tampoco.

A veces comenta que, al igual que en el libro "El país de las últimas cosas", su gran deseo es correr hasta caer exhausto, porque ésa es la única forma de conseguir dormir y, su casa, el único sitio donde realmente se siente feliz.
No sé como acabará todo esto...

10 comentarios:

boyscout dijo...

de donde has sacado tu esto? es tuyo? porque es grande! muy-muy bueno, quiero más.

Anónimo dijo...

me recuerda mucho a una conversación mantenida recientemente. yo también quiero más!

Anónimo dijo...

soy margarita

cafeína dijo...

Es mío...Gracias!
No sé si habrá más y si hay, no sé cuando será, en parte porque está basado en hechos reales...Mezcla de día melancólico y conversación con un buen amigo

Rayuelo dijo...

Coño esto es grande. Lo primero para ser un buen escritor es saber contar lo que le pasa a uno mismo por dentro.

Más cafeina por favor!!!

boyscout dijo...

Creo que las taras, esos parches que nos ha ido poniendo la vida, y que hacen de nosotros seres impredecibles y estadísticamente anormales, porque chavales, la normalidad sirve únicamente para eso, para poder anticipar comportamientos, es lo que nos hace brillar con luz propia, lo que separa alguien interesante de una fotocopia de una fotocopia de un periodico pasao de fecha, y supongo que se busca la normalidad por esa necesidad de sentirnos comprendidos, es inegable que todos queremos algo así, pero antes de llegar a ese punto es necesario pensar un momento a que precio vamos a vender nuestra propia luminosidad.

Anónimo dijo...

Grande cafeína!!!!si ya decía yo que el nivel literario de este blog estaba subiendo muchos enteros...de la cuota intrascendente y vulgar ya me encargo yo.
Lo de correr hasta caer exhausto es un mito,a mi aún no me ha pasado.

Anónimo dijo...

Si es que tiene algún mérito, no es solo mío, la frase del último párrafo la dijo realmente la persona en la que me he inspirado.
Boyscout, me gusta mucho tu comentario. ¿Quién quiere ser una fotocpia?

boyscout dijo...

supongo que la fotocopia no tiene nada suyo que defender

pero supongo también que querer ser normal el de lo más normal.

Daniel 'Agente Sputnik' Pérez dijo...

En "la cronica del pajaro que da cuerda al mundo" Kumiko le dice a su marido: "es como si dentro de ti hubiera un pozo y en ese pozo vas metiendo todos sentimientos y un dia estallara". La cantidad de hechos pequeños, que a ojos de otros pueden parecer simples, hacen que dichos muros se rompan, y como una melodia que has escuchado en el metro, se repite sin cesar dentro de tu cabeza: Dios mio, no me ayudes.. pero tampoco me jodas..